lunes, 9 de diciembre de 2013

EL AUTISMO AFECTARÁ A UNO DE CADA 25 NIÑOS EN 2015

Una ponencia presentada en el VII Congreso Internacional de Medicina Ambiental celebrado el fin de semana pasado en Madrid, denuncia que estamos viviendo una epidemia de autismo y que ésta tiene que ver con nuestro estilo de vida. En 2015 se calcula que uno de cada 25 niños padecerá esta enfermedad. 

Es un lugar común pensar que el autismo es una enfermedad mental. Sin embargo, la pediatra María Jesús Clavera, especialista en autismo desde hace doce años, explica que se trata de un trastorno fisiológico cuyas repercusiones mentales vienen a posteriori. "Es un síndrome inflamatorio que afecta al aparato digestivo, al cerebro y al sistema inmunitario", explicaba en su ponencia del fin de semana en el VII Congreso Internacional de Medicina Ambiental organizado por la Fundación Alborada en Madrid.
Estos síntomas hacen pensar en una respuesta del cuerpo a una agresión exterior, una agresión exterior relacionada con nuestro estilo de vida a juzgar por el preocupante incremento de los casos de autismo en occidente. "No solo estamos viviendo una epidemia, sino que es explosiva", subraya en conversación telefónica con Qué.es. "El número de autistas se duplica cada dos años en las sociedades tecnologizadas".
Mientras en lugares como África esta enfermedad es prácticamente inexistente, datos del Center for Disease Control de Estados Unidos revelan que en 2012 había ya un niño con autismo por cada 45. La doctora recuerda que en los años 80 no era más que uno por cada 5.000. "Para 2015 habrá un niño autista por cada 25", denuncia. Y añade: "Una pareja que se ponga ahora a tener hijos tiene muchas papeletas de tener un niño autista".
NO ES MALA SUERTE
Para la doctora Clavera el autismo no es en absoluto una cuestión de mala suerte. Aunque, por supuesto, es una enfermedad multicausal en la que influyen factores genéticos, cree que la incidencia de los factores ambientales es evidente.
Cita como ejemplo las amalgamas dentales, presentes en el 70 por ciento de las madres de niños autistas. "Antes se usaban mucho para las caries. En su composición llevan mercurio, que se libera en la boca y es altamente tóxico".
Por supuesto, no es el único factor. La toxicidad presente en alimentos o productos de higiene y limpieza también puede incidir. De hecho, el tratamiento para los niños autistas que trata en su consulta tiene que ver con la eliminación de estos productos del entorno del menor.
"Hay entre un 20 o un 30 por ciento de niños que se recuperan, pero con un esfuerzo titánico por parte de las familias. Deben hacer lo posible por vivir como se vivía en el siglo XIX", apunta. Además, por supuesto, necesita tratamiento mental. "Durante el tiempo que ha estado 'desconectado' el niño pierde muchos estímulos".
Clavera reivindica las políticas de prevención y reclama estudios y regulación. "Es alarmante que las autoridades no atiendan a esta realidad".
OTRAS ENFERMEDADES
La doctora Pilar Muñoz-Calero, presidenta de la Fundación Alborada, explica que los tóxicos son un factor importante también en el desarrollo de otras 'enfermedades emergentes', como enfermedades autoinmunes, alergias u otras como el Alzhéimer o el Parkinson. "Son multicausales, pero una de las causas son los contaminantes", subraya.
Uno piensa en la contaminación atmosférica o la generada por los coches, pero la doctora insiste en que está presente en elementos muy cotidianos, en nuestras oficinas y en nuestras casas. Por ejemplo, hasta hace poco era habitual utilizar plomo en la composición de la pintura de las paredes, un elemento que "contamina no solo mientras huele o hasta que se seca, sino que dura 20 años".
Desde la asociación piden una regulación más restrictiva con los químicos. "Existen más de 100.000 sustancias que se han liberado sin demostrar su inocuidad. Quizá cada una de ellas individualmente no sea nociva, pero la suma de todas las pequeñas dosis de cada sustancia es la que está generando problemas", explica.
Muñoz-Calero cita como ejemplo de permisividad el caso reciente del Bisfenol A. Hace tiempo que "está demostrado que está relacionado con el cáncer" y, aunque la Unión Europea prohibió en 2011 su uso en biberones y la industria tiende a retirarlo por su mala prensa, lo cierto es que está permitido en el resto de los productos.
"Nuestro cuerpo es un laboratorio", ironiza.

 Fuente: http://www.que.es/ultimas-noticias/sociedad/201311280800-autismo-afectara-cada-ninos-2015.html